En el marco de los esfuerzos preventivos ante la posible llegada de la fiebre de Oropouche al país, el Ministerio de Salud de Costa Rica, en colaboración con la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), elaboraron el Lineamiento Nacional para la Vigilancia de la Fiebre de Oropouche y ha iniciado su divulgación oficial.
Este documento establece las directrices para la detección, notificación y manejo de esta enfermedad, la cual es transmitida por insectos y tiene un potencial impacto en la salud pública.
Como parte de esta estrategia, el pasado miércoles 11 de diciembre se llevó a cabo una capacitación especializada dirigida al personal de vigilancia de salud de los niveles locales y regionales de ambas instituciones. El taller tuvo como enfoque principal el fortalecimiento de las capacidades para la vigilancia epidemiológica, poniendo especial atención en las zonas fronterizas, consideradas áreas de mayor riesgo.
Durante la jornada, que contó con la participación de 193 funcionarios, se abordaron temas clave como:
La notificación de casos según el Reglamento de Vigilancia de la Salud.
La vigilancia de laboratorio y manejo clínico de los casos sospechosos.
El control de vectores y las medidas preventivas necesarias.
Entre los expositores estuvieron destacados profesionales del sector salud: la Dra. Catalina Ramírez, del Programa de Vigilancia Epidemiológica de la CCSS; el Dr. Mauricio González, del Centro Nacional de Referencia de INCIENSA; el Dr. Rodrigo Marín, del Programa Nacional de Vectores del Ministerio de Salud; y la Dra. Kattia Alfaro, responsable del tema de Oropouche desde la Unidad de Epidemiología del Ministerio de Salud.
Uno de los puntos más discutidos durante la capacitación fue el manejo de muestras de laboratorio para la confirmación de casos positivos. Asimismo, se ofrecieron detalles sobre las estrategias para el control de vectores y las acciones preventivas en caso de detectarse infecciones en el país.
Según el Lineamiento, la fiebre de Oropouche es una zoonosis producida por el virus Oropouche. Es transmitido a los humanos principalmente por la picadura del jején (mosco de arena) llamado Culicoides paraensis.
Dicho insecto, es una de las especies más importantes de la familia Ceratopogonidae por su potencial vectorial en la transmisión de agentes infecciosos y se distribuye en América del Norte, América Central, Caribe llegando hasta Argentina y Uruguay.
Gracias a su amplia distribución geográfica puede sobrevivir y reproducirse en regiones semiurbanas que se encuentran cercanas a las áreas con una alta densidad humana. Su presencia es abundante en los meses cálidos y lluviosos.
Por lo tanto, los huevos se ponen en lugares húmedos con sustrato orgánico (barro, excremento, estiércol mezclado con tierra, árboles huecos entre otros) y eclosionan hasta su estadio larvario en 3 a 10 días, sin embargo, se deben realizar mayores investigaciones al respecto.
Los adultos pueden vivir de 2 a 7 semanas y durante ese período se alimentan de néctar de las plantas, sin embargo, las hembras requieren consumir sangre para el desarrollo de sus huevos, por lo general muestran un comportamiento crepuscular o nocturno, de modo que son más activos al atardecer.
Los sitios donde se reproducen facilitan la transmisión a los animales y humanos que vivan en las proximidades de estos lugares.
Source
Ambar Segura
